Modo Crisis: fomentando la creatividad
Durante eventos de desaceleración y crisis, fomentar un entorno creativo para encontrar eficiencias escalables produce mayores resultados a mediano y largo plazo que un enfoque basado en frugalidad.
Es usual que, en momentos de crisis, las empresas limitan los gastos e inversiones para reservar flujos y pasar la tormenta con el menor impacto posible. Es una respuesta natural de supervivencia empresarial. En consecuencia, los más adaptables y exitosos en ejecutar los cambios en sus modelos de eficiencias emergen como potencias en sus industrias cuando pasa la crisis. Esta respuesta está condicionada: la frugalidad absoluta no necesariamente es la mejor estrategia.
El impulso de controlar gastos produce una respuesta a corto plazo, con consecuencias a mediano y largo plazo. Mientras que la empresa busca eficiencias directas que produzcan resultados inmediatos, se pierde la urgencia de evaluar el modelo de negocio en los elementos internos que produzcan valor a largo plazo. Esta frugalidad desacelera la implementación de iniciativas de eficiencia que producen mayores retornos, poniendo a la empresa en una situación de desventaja cuando logren sobrellevar el momento de crisis, donde otros participantes del mercado pudieron adaptarse más rápidamente.
Identificamos que, para fomentar creatividad en los esfuerzos de control de gastos en momentos de crisis, es necesario enfocar la mentalidad de la organización en las siguientes iniciativas para impulsar la creación de valor:
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Mirar más allá de la cuenta.
Establezca el alcance de cualquier iniciativa de mejora para abordar toda la actividad e inversión que respalde las ventas y operaciones de la empresa. Esto normalmente se extiende más allá de las definiciones tradicionales de las cuentas de gastos.
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Diseño para el cliente.
Cuando el cliente es interno, es decir, una unidad de negocio operativa, aproveche la oportunidad para ayudar a las áreas de soporte y proveedores de servicios de la organización para ofrecer y maximizar el valor.
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Resuelva la ecuación de productividad.
Esto significa orientar tanto el ahorro de gastos (eficiencia) como el rendimiento (eficacia), con el objetivo de mantener niveles altos de rentabilidad. Las iniciativas de ahorro deben tener impactos mínimos en los elementos de producción de valor, pero maximizando los retornos.
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Comience desde una base cero.
Priorizar las actividades críticas y la inversión a nivel granular en función del valor que ayudan a crear para la empresa.
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Comprométase en el viaje.
La optimización de la secuencia de análisis y reinversión durante al menos dos años garantizarán que el impulso de los primeros proyectos piloto se escale a un cambio completo y sostenible. A partir de entonces, la mejora debe ser continua.
En esencia, la institucionalización de esta mentalidad en la empresa, involucrando a todos sus colaboradores, incita y promueve la creatividad en todos sus niveles, con el objetivo de encontrar el balance entre eficiencia y rendimiento. La clave es motivar a la organización a encontrar iniciativas dentro y fuera de sus áreas de trabajo que se traduzcan en eficiencias escalables. Finalmente, este cambio de mentalidad y enfoque creativo fomenta una cultura recursiva, ágil y no improvisada.
Fausto Fernandez
Managing Partner
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